A la memoria de quienes se tuvieron que callar a la fuerza.
A Ruly Reyna, cóndor cósmico, que acompaña desde el otro lado.
Esta crónica, propone partir de una problemática poca conocida de nuestro pasado reciente: cómo el estado cordobés hace ciento treinta años expropió, por ley, las tierras comunales de la antigua reducción de indios de San Marcos por “razones de utilidad pública”. Comunidad de donde fueron expulsados, entre otras personas y familias, mis bisabuelos Timoteo Reyna y Francisca Díaz. Esa excusa histórica –reciente, dolorosa y aun significativa para nuestras familias-, tiene como intención motorizar algunas reflexiones que ayuden a resquebrajar la anteojera colonial con la que estamos acostumbrados a mirar lo indígena en esta provincia. Porque ¿de dónde emergen esas ideas que nos asaltan cada vez que pensamos en lo comechingón o en lo originario?, ¿acaso existen atributos inamovibles que nos caracterizan como pueblo, o tal vez, existen intencionados procesos de marcación y caracterización? Las respuestas no son sencillas, pero revisar categorías y nociones, representaciones e imaginarios, se vuelve fundamental para no caer en las trampas esencialistas con las que se mide la indigeneidad.
Aunque existe un segundo designio, ligado al anterior, y es aquel que pretende explicar en términos históricos, el actual re-nacer indígena que estamos experimentando como continente. Para ello, acudo a aquellas memorias familiares que permitan mostrar cómo atravesamos (invisibilizados, silenciados, ninguneados) el siglo veinte, quienes somos parte de los pueblos originarios del actual espacio cordobés. De esta manera, queda en evidencia, cómo esos testimonios que disputan simbólicamente aquellas narrativas historiográficas que nos pretendieron extintos, desnudan el carácter colonial de las nociones con las que estamos acostumbrados a manejarnos. Porque ya sabemos, quienes pertenecemos a los pueblos históricos pre-existentes al Estado y a la misma Ciencia (que pretende capturarnos ontológicamente), que la Historia es un campo de disputas. Y si nuestra palabra falta a esa contienda, corremos el peligro de que nuestro caminar descalzo hacia el futuro (que supo describir claramente Ruly “El Indio” Reyna hace casi tres décadas) quede una vez más ocultado por los discursos de los insensibles.
Reviews
There are no reviews yet.